El Príncipe de los Condenados
Toledo, primavera de 1292 a.H. (1127 e.h., 1160 a.D.)
Las noticias son cada vez más preocupantes para el los magos de Hispania. Un nuevo movimiento político y religioso ha desembarcado en al-Ándalus. Son los Unitarios o Almohades, extraña secta de fanáticos iluminados que se ha hecho con el poder en todo el Maghreb. Ahora, en la Península, su sombra se extiende desde Sevilla y Gibraltar hasta Granada. Y no dan muestras de ser más tolerantes que sus predecesores, los Almorávides. El esplendor cultural de al-Ándalus se dirige, definitivamente, hacia su ocaso.
Y no hay fuerza capaz de detener semejante poder. Las precarias esperanzas de una unión imperial hispánica se desvanecen en 1123 e.H., a la muerte del emperador Alfonso que deja Castilla a su hijo Sancho y León a su hermano Fernando, desligándose los demás príncipes hispanos y occitanos del vasallaje a los monarcas castellano-leoneses.
Tan sólo en el Este de al-Ándalus, se ha formado una heroica resistencia, capitaneada por el feroz señor de la guerra Muhammad Ibn Mardanish, más conocido como el Rey Lobo, un cruel tirano, que sangra a su pueblo para mantener a los enormes ejércitos que tanto hostigan a almohades como le mantienen en el poder, en un circulo fatal.
La posición de Castilla, firme aliado del Rey Lobo, flaquea cuando Sancho III fallece dos años mas tarde, dejando en el trono de Castilla a niño de pocos años, Alfonso VIII. Fernando II de León reclama el trono de Castilla, mientras las príncipales familias nobles, los Castro y los Lara se disputan la regencia y tutela del rey niño, en una guerra abierta que mantendrá dividido e inactivo al reino hispano mas fuerte.
Los magos de Hispania, cooperantes con el Rey Lobo, están alarmados por la fuerza y terror que inspiran estos nuevos invasores y necesitan conocer los motivos e intenciones de estos. El praeco del Tribunal, Matlus, busca reunir información que le permita tomar partido, ¿son realmente una fuerza demoniaca? ¿están respaldados por magos hostiles a la Orden? Si así fuera, esto daría razones a sus rivales, los Flammans, que justificasen su hostilidad hacia al-Andalus, rompiéndose el precario equilibrio en la península logrado con el arbitraje de la casa de Jerbiton que busca el entendimiento entre ambas partes a fin de mantener el florecimiento cultural que rescate el saber perdido grecorromano. Nadie más que el Praeco desea que los nuevos invasores, fanáticos como las anteriores oleadas que provinieron del norte de África, pero que poseen un cariz distinto, demuestren un mero afán de asimilación política que no de exterminio y limpieza. Pero la trágicos acontecimientos de Laqant apuntan a un peligro mucho mayor, que hacen sospechar de oscuras y terroríficas intenciones.
En el otoño de 1291 a.H., Laqant, un pequeño puerto en el sureste de al-Ándalus, fue atacado por una letal plaga que sembró el lugar de muerte, horror y locura. La ciudad, partidaria del Rey Lobo, había sido amenazada por un agente del Príncipe de los Unitarios y llamada a someterse o sucumbir ante el castigo divino. Pero resistió milagrosamente gracias a la fortuita presencia de un grupo de magos herméticos que arriesgó su vida para hacer frente al siniestro emisario.
¿Sería capaz la Orden de Hermes de encarar semejante amenaza? En Toledo, el praeco Matlus reúne al mejor parado de los magos llegados desde Laqant, Arcaïc de la Camarga, seguidor de Criamon, con un recién llegado mago de tierras caledonias, Duncan Pieldelobo, filius del poderoso archimago Ulfan el Tuerto. Junto a otros jóvenes magos habrán de llevar a cabo una complicada misión que requerirá de gran habilidad y sutileza...
Las noticias son cada vez más preocupantes para el los magos de Hispania. Un nuevo movimiento político y religioso ha desembarcado en al-Ándalus. Son los Unitarios o Almohades, extraña secta de fanáticos iluminados que se ha hecho con el poder en todo el Maghreb. Ahora, en la Península, su sombra se extiende desde Sevilla y Gibraltar hasta Granada. Y no dan muestras de ser más tolerantes que sus predecesores, los Almorávides. El esplendor cultural de al-Ándalus se dirige, definitivamente, hacia su ocaso.
Y no hay fuerza capaz de detener semejante poder. Las precarias esperanzas de una unión imperial hispánica se desvanecen en 1123 e.H., a la muerte del emperador Alfonso que deja Castilla a su hijo Sancho y León a su hermano Fernando, desligándose los demás príncipes hispanos y occitanos del vasallaje a los monarcas castellano-leoneses.
Tan sólo en el Este de al-Ándalus, se ha formado una heroica resistencia, capitaneada por el feroz señor de la guerra Muhammad Ibn Mardanish, más conocido como el Rey Lobo, un cruel tirano, que sangra a su pueblo para mantener a los enormes ejércitos que tanto hostigan a almohades como le mantienen en el poder, en un circulo fatal.
La posición de Castilla, firme aliado del Rey Lobo, flaquea cuando Sancho III fallece dos años mas tarde, dejando en el trono de Castilla a niño de pocos años, Alfonso VIII. Fernando II de León reclama el trono de Castilla, mientras las príncipales familias nobles, los Castro y los Lara se disputan la regencia y tutela del rey niño, en una guerra abierta que mantendrá dividido e inactivo al reino hispano mas fuerte.
Los magos de Hispania, cooperantes con el Rey Lobo, están alarmados por la fuerza y terror que inspiran estos nuevos invasores y necesitan conocer los motivos e intenciones de estos. El praeco del Tribunal, Matlus, busca reunir información que le permita tomar partido, ¿son realmente una fuerza demoniaca? ¿están respaldados por magos hostiles a la Orden? Si así fuera, esto daría razones a sus rivales, los Flammans, que justificasen su hostilidad hacia al-Andalus, rompiéndose el precario equilibrio en la península logrado con el arbitraje de la casa de Jerbiton que busca el entendimiento entre ambas partes a fin de mantener el florecimiento cultural que rescate el saber perdido grecorromano. Nadie más que el Praeco desea que los nuevos invasores, fanáticos como las anteriores oleadas que provinieron del norte de África, pero que poseen un cariz distinto, demuestren un mero afán de asimilación política que no de exterminio y limpieza. Pero la trágicos acontecimientos de Laqant apuntan a un peligro mucho mayor, que hacen sospechar de oscuras y terroríficas intenciones.
En el otoño de 1291 a.H., Laqant, un pequeño puerto en el sureste de al-Ándalus, fue atacado por una letal plaga que sembró el lugar de muerte, horror y locura. La ciudad, partidaria del Rey Lobo, había sido amenazada por un agente del Príncipe de los Unitarios y llamada a someterse o sucumbir ante el castigo divino. Pero resistió milagrosamente gracias a la fortuita presencia de un grupo de magos herméticos que arriesgó su vida para hacer frente al siniestro emisario.
¿Sería capaz la Orden de Hermes de encarar semejante amenaza? En Toledo, el praeco Matlus reúne al mejor parado de los magos llegados desde Laqant, Arcaïc de la Camarga, seguidor de Criamon, con un recién llegado mago de tierras caledonias, Duncan Pieldelobo, filius del poderoso archimago Ulfan el Tuerto. Junto a otros jóvenes magos habrán de llevar a cabo una complicada misión que requerirá de gran habilidad y sutileza...
2 comentarios:
Mmmm. ¿Es éste al fin el prólogo a nuestras nuevas aventuras en Montedemo 5ª Edición... digo, Ars Magica?
Porque solo con lo que nos has relatado en este fragmento ya se me hace la boca agua.
Se agradece :) Nada, que hay que demostrar que uno ya esta libre del cautiverio...
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