viernes, 16 de junio de 2006

Mi Tete ya no está (retrospectiva)


Un mensaje al móvil vació de mi vida a alguien muy importante. De repente, aquel ser bonachón, grandote, peludo y algo tontorrón, a quien me enorgullecía tanto llamar mi hermano, había desaparecido.

La noticia llegó un viernes por la tarde, salía con Juan por la Neudstadt de Dresde (la zona hippie-alternativa ) y ese fin de semana eran las fiestas de ese barrio. Estabamos cenando en el kebab al que solíamos ir siempre, y tuve que dar un extraño espectáculo. Nada mas leer el mensaje, el movil se me cayó de las manos, mientras una aguja de hielo me atravesaba el pecho.

Transcurrido un rato angustioso, me calmé, intenté que acabaramos la noche, confiado en que por el momento, no me quedarían mas lágrimas que derramar. Caminé por la ciudad en fiestas como fantasma al que nadie ve y que se siente tan ajeno entre los vivos como los vivos con él.

Ya llevaba tiempo presintiendo que esto podía ocurrir, y que iba a ocurrir. Sauron estaba muy mayor y cada vez mas débil y torpe, pero esperaba que estuviera lo bastante fuerte como para aguantar a que yo estuviera cerca y poderme despedir de él. Tanto cuando me fui a Granada como cuando marché a Dresde, le decía adios con la duda de si aquella sería la ultima vez que le vería. Y ya en esos casos me echaba a llorar. Al final fue así.

Extrañamente ha sido a él a quien mas he echado de menos, y eso que fue siempre con mi madre con quien más se comunicó y vinculó. Yo nunca podré esgrimir un dolor tan hondo como el que mi madre ha estado sufriendo por su ausencia, pero aun así, yo también me sobrecojo cuando me doy cuenta de que ya no está. Evito pensarlo, pero todavía sigo llorándole.

Nunca te olvidaremos.