jueves, 3 de noviembre de 2005

Mi familia y otros animales

La verdad es que no se que tenemos mi madre y yo -y nuestras mascotas- para servir de inspiración a la literatura infantil. Debe haber mucho ilustrador cabrón por ahi suelto y si no mirad las ilustraciones y a quienes os recuerdan...

La que tengo a la derecha no es un retrato naïf de mi madre y con versión reptilesca de mi Sauroncito... pero muy bien podría serlo. Vamos que el ilustrador debió ser uno de los muchos guiris que van por Sella, vería a mi madre pegando brincos por el campo y diría.... ¡ya tengo modelo para la brujita wichiwichi, cambio el perro por el dragón y arreglado.
Probablemente llegaría al pueblo atraido por las lúgubres leyendas sobre la terrible bruja de Sella que camina por los montes acompañada de su sanguinario lobo negro (que ríete tú de la de Blair...) El caso es que la han sacado tan clavada que hasta en el trabajo me preguntaron si ese libro tenía algo que ver con mi madre.

Pero la admiración de los ilustradores infantiles por la familia Antón Sanchiz no acaba aquí, cual no fue mi sorpresa cuando el otro día cayó en mis manos otro libro donde los que salíamos eran el Mefi y yo. Vale que el mago no cuenta con mi belleza y sexapil -es mas bien una versión esotérica de Fernando Savater, pero algo de mi si que tiene -y su laboratorio bien parece un rinconcito de mi cuarto... Eso si, el gato, es clavadito a mi Mefistófeles.

El Chris Riddell ese me va a oir, que es eso de meterse en mi casa y fisgonear lo que hacemos el gato y yo? Que por cierto afición a los libros de magia, el Mefi si que ha cogido, ayer mismo le pillé tratando de roer la 3ª edición del Ars Magica... Se ganó un buen azote en el culete. Vamos que cuando lo vi mordisqueando la cubierta me vino un ataque de histéria cual el mago del dibujo...

sábado, 8 de octubre de 2005

Paqüito Superstar


Hoy quiero dedicar esta entrada a uno de los miembros de Montedemo y excepcional persona que está pasando por un mal momento y para el que no he sabido o podido estar a la altura de las circunstancias.

Aunque sea un narcisista incapaz de haber ido a verte durante esta semana, sabes bien que te quiero mucho y te tengo muy presente en este mal trago.

Un abrazo muy fuerte, pequeñín.

martes, 4 de octubre de 2005

Mein neues Zimmer



Tengo nueva habitación, para todos los que estabais ya preocupados porque llevaba demasiado tiempo sin cambiar la decoración de mi casa, que sepais que he vuelto a hacer reformas, colocando todo lo que me había traido de tierras de Berberia.

Aquí teneis una bonita estampa, pero el gato no me lo traje de Marruecos, es made in Sella.

domingo, 25 de septiembre de 2005

Sueños tangerinos, vol. 3



Afortunadamente, el tercer día en Berbería transcurrió por mas tranquilos y fructíferos derroteros. Hemos llegado a una conclusión, es importantísimo beber un brebaje especial para poder amoldarte. Es el leben, una especie de leche fermentada que venden en tetrabrik y todo.

Ya nos pasó la vez anterior y en esta se cumplió. El sábado por la noche, para resarcirnos de tanto mal sabor de boca, fuimos a un bonito supermercado y además de saquearlo de cuantos manjares exóticos encontramos, nos endosamos un cartón de leben con sabor de platano. Entraba rico, fresquito y nos calmó la angustia existencial. Y en efecto, nos despertamos con mejor sabor de boca.

En el desayuno actuamos como lobos en manada, coordinando las acciones para saquear el buffet y propinarnos un desayuno digno de reyes en el exilio. Recogimos la habitación y dejamos las maletas en la consigna del hotel, donde quedaron custodiadas bajo el sofisticado método de marcar con tiza el número de la habitación...

No muy convencidos nos lanzamos al último ataque sobre Tánger. Primero fuimos al puerto donde recogimos los billetes de vuelta. Juanito se puso melón porque no entendía los billetes en francés donde "allée" es ida y "retour" es vuelta, y el pensaba que indicaba las horas salida y llegada y que nos metían en otro barco. No fue así, como tranquilamente le explicaron y yo le traduje, pero el no se quedó muy convencido.

Saliendo del puerto pudimos ver una bonita muestra de represión a la marroquí. Tres policías, cada uno con un uniforme distinto -hay cinco cuerpos policiales en Marruecos- estaban dándole de patadas a cuatro chavales, arrinconaditos contra un muro. Supusimos que se había intentado colar en algun camión de los que esperan embarcar...

Intentando olvidar el desagradable suceso, volvimos a la sucia medina de Tánger. Era tan temprano por la mañana que no nos asaltó ningún falso guia. De hecho, todo ese día nos dejaron realmente tranquilos. Era como si ya no llevaramos el aura de "turista". De hecho a lo largo del día en dos ocasiones dos chavales se me dirigieron a preguntarme algo en árabe. Se ve que mi barba, mi moreno de barco y mi pose distinguida les hacía confundirme con un aristócrata nativo ...

En la Casa de la Buena Suerte

Andurreamos por los distintos mercadillos y bazares, sin detenernos en ninguno, ya que íbamos con una idea fija: Dar-el-Barakka, el precioso bazar de antigüedades que visitamos la otra vez y que nos dejó totalmente anonadados. Aunque tenía en mente las cosas que quería comprar, no tenía muy claro que fuera hacerlo allí, ya que todo tenía pinta de "soy muy caro, suéñame". Pero entramos. Entre los nervios y el calor -hacía una mañana bochornosa- la reacción al entrar en la tienda fue de tremenda sudada, y los tranquilos dependientes tuvieron la cortesía de no abordarnos hasta que se me pasó el ataque transpiratorio.

Una diminuta replaceta donde el domingo -dia de mercado- se agolpaban los vendedores ambulantes de verduras, daba paso al bazar. Dar-el-Barakka, literalmente la casa de la magia, o de la buena suerte, es una básicamente una amplia nave cuadrada bajo un precioso techo de madera, donde mas o menos amontonados y peor o mejor ordenados puedes encontrar toda clases de preciosidades. Aunque algunas hay, no ves ahí las tipicas fruslerías casi hechas en serie que encuentras en todos los demás bazares - y a ambos lados del Estrecho: no están las tipicas lamparas de piel teñida, ni los tipicos bolsitos de marroquinería, ni las tipicas alfombras, ni los tipicos caftanes. Todo es -o tiene- la apariencia de antiguo, de haber sido rescatado de viejas casas. El polvo y las telarañas terminan por confirmarlo.

Hay muchas lamparas y adornos con cierto regusto decadente occidentalizado que corroboran esta afirmación, con un innegable influjo modernista y art-déco. Tánger vivió momentos mejores hace muchas décadas, cuando fue ciudad internacional y las piezas de Dar-el-Barakka eran testigo de ese pasado esplendor como encruzijada mundial. Unos magníficos portalones esperando a quien tenga una casa para incrustarselos nos dejaron boquiabiertos: algunos de madera labrada, otros celados por preciosas vidrieras.

Y luego vimos las alfombras y los haiti. El dependiente empezó a abrirnos y desplegarnos preciosidades, pero lo mejor eran las alfombras de pared o haiti, de la cual había una larguísima de color azul. Estas alfombras suelen estar formadas por varias franjas verticales, totalmente modulares para poder añadir o quitar segun la longitud de la pared que se quiera cubrir, y el motivo de cada franja (llamada hoha -traducido, melocotón) se va repitiendo. Siempre había querido uno de esos tapices alfombra, pero hasta la fecha los que había visto en teterías y demás, eran bastante simplones y de colores planos -además que casi todos iguales. Pero el motivo de este haití era una maravilla: tres florones sucesivos, que detenidamente escenificaban los tres estadios de una planta, creciendo, floreciendo, fructificando... Todo esto enmarcado dentro de un exquisito arco de herradura labrado vegetalmente. Encontramos hoha sueltos con el mismo motivo en otros colores, en rojo y en negro. Pero el haiti azul estaba formado por diez hoha. Y el suave desteñido de los colores indicaba su antigüedad así como su calidad, todo el tejido tenía unos preciosos brillos de seda. En fin, que me enamoré perdidamente...

A Juan le gustó otro hoha, también azul que había suelto. Yo buscaba unos apliques de pared de forja y encontre unos preciosos, de bronce, muy labrados, con forma de loto, y gruesos cristales de colores. Ví también una bonita estantería-cornisa de rincón, negra, pintada a mano en bonitos naranjas y rojos. Desheché la idea de comprar alfombras -ya que el señor Mefi me las destrozaría con afición por bordarlas con sus garritas de depredador aficionado, pero una bonita alfombrilla negra, blanca y dorada también nos dejó cautivados. Bueno, el caso es que empezó la negociación y dejé a Juanito que se desfogara...

El hombre parecía empeñado en que nos llevaramos el haití ¿estaría maldito? :Op Y si bien al principio dijo que cada hoha valía 300 dirhems cada uno, lo cual hacía que el haiti sólo valiera más de 300 euros! Algo que no me podía permitir según mi conciencia ahorrativa malamente implantada, -aunque una preciosidad como esa aquí puede valer mucho mas. Como nos parecía muy caro... el dependiente acudió a su jefe y este dijo que nos hacía mucho mejor precio porque eramos ¡¡¡¡clientes habituales!!!! Joer, como coló eso de que ya habíamos venido otras veces... El caso es que entre tiras y aflojas -y Juanito se quedó con ganas de cabrearles mas- nos llevamos el haiti, el hoha suelto, la alfombra negra, los dos apliques de pared, la estantería rinconera por trescientos euros. Como no me aceptó la tarjeta y no llevaba suelto, me fui a un cajero y a la vuelta Juan había negociado un poco mas, nos llevaban la compra al hotel por 5 euros mas y además había conseguido un farol de forja -bastante grandecito- como nuevo regalo extra.

Cuando llegué y le pagué, hubo un momentillo de tensión del que mi mente, ajena a las sofisticaciones del dinero, intentó no dilucidar nada. Entre las equivalencias del cambio -que esta gente siempre hace oscilar de un lado a otro segun les conviene, y que quería volver a negociar el precio de la propina que había que pagar al negro que les ayudaba en la tienda para que nos llevara los trastos al hotel -eran un mogollón. El caso es que Juanito salió victorioso y todo salió según lo acordado. Nos despidieron con mucha ceremonia, el negro salió disparado y le perdimos de vista y nosotros, decidimos no emparanoyarnos sobre el destino final de nuestra compra y continuamos callejeando por el mercado.

Camellos pasteleros

Otro de nuestros propósitos era traernos un auténtico cargamento de pastelitos morunos y por ahorrarnos unas pelillas en vez de ir a la "cara" pastelería del viernes, acudimos a uno de los multiples puestos callejeros, -aunque mucho mas rusticos y caseros, similares a los que suelo comprar en las tiendecitas de aquí, pero con mucha mas variedad. Me dirigí al pastelero en mi francés amnésico -mas olvidado que otra cosa-, pero enseguida detectó que eramos españoles y en castellano se nos dirigió -la mayor parte de la gente de cierta edad, hablan castellano con bastante fluidez, herencia de los tiempos del protectorado, y mantenida por el activo comercio con Ceuta y la Península.

El kilo valía 200 dirhem ¡2 euritos de nada! Bueno el caso es que cogimos medio kilo de 8 tipos diferentes de pasteles y esto arrojó un peso de 4 kilos! Cargados con la bolsas y la abrumadoras muestras de gratitud del pastelero, nos fuimos. Unos abueletes sentados en una tiendecita cercana nos saludaron y nos dijeron si queríamos tomar un té con ellos. Yo me sentí tentado pero Juanito no les hizo ni caso y seguimos el camino ya de vuelta al hotel. Dos cosas nos preocupaban, que estuvieran nuestras compras alli y que nos fuera posible pasar la aduana con semejante alijo de pastelería nativa.

Orgía pescatera

En el hotel, descargamos la compra y comprobamos aliviados que habían llevado los fardos -los cuales esperaban en la conserjería. Mucho mas ligeros y tranquilos, nos fuimos de nuevo a callejear. Era temprano, sobre la 1 del mediodía y aunque ibamos superando el desfase horario, aun era muy pronto para comer. No obstante ya nos propusimos cambiar y probar suerte en otro restaurante pescadero, y nos atrevimos en uno en el mismo paseo marítimo que siempre que habíamos pasado por al lado, estaba llenito de gente. Como la terraza ya estaba copada nos metimos en el salon interior, el cual estaba bastante guarrete -al estilo de allí. Tenian una amplia carta con pescados distintos, pero no nos aventuramos y pedimos directamente la fritura para dos personas, y si nos quedabamos con hambre, ya cogíamos algun platito suelto. El precio era sensiblemente menor que en el que estuvimos el primer día, así que nos temimos raciones mas pequeñas.

Bueno, cuando apareció el hombre con aquella gigantesca bandeja de pescado, rebosante de gambas, coquetamente dispuestas a modo de orla... en fin, nos estábamos con la duda de si trajo una bandeja para 3, pero luego vimos el monstruo que le llevó a una mesa de cuatro sentada cerca y corroboramos que no se había equivocado. Le sacamos unas fotitos antes de empezarla, porque la bandeja se lo merecía. El dueño que nos vió se lo tomó muy bien y nos sacó una coca-cola extra, indicando que "invitaba la casa" con un guiño. Así que nos lanzamos a devorar medio caladero marroquí. Estaba realmente fresco y bien hecho y nos pusimos, pues eso, como el quico. Rematamos la faena con uns teses y la cosa nos salió por unos 18 euros (entre los dos) es decir 9 euritos por barba (que incluía la fritada con sus patatas fritas, salsa de tomate, una ensalada para dos, cuatro colas y los dos teses, , ya ver dónde en España te pegas una comilona así por ese precio.

Así de contentos nos fuimos a dar una vueltecitas extra. Primero a otra tetería, para que el té mentolado terminara de digerir el pescado. Luego nos aventuramos por la parte moderna y residencial de Tanger, que poco difería de Alicante, por poner un ejemplo. Miramos escaparates y tiendas -e incluso nos metimos en una de alfombras y muebles marroquíes, donde vimos algunas preciosidades, aunque para mi gusto, todo demasiado, "barnizado". Nos hicimos luego otro té en un cafe donde la gente miraba un partido del Real Madrid conta el Málaga, después asaltamos por segunda vez el supermercado -llevándonos mas té, esencias para aromatizar comidas, especias, diferentes patés de desayuno (crema de limón, y una especie de mantequilla de cacahuetes/almendras bereber) etc

Nos llevaron al huerto, digooo al puerto

Nos fuimos para el hotel, esperamos un rato hasta que nos llevaron a nosotros y nuestro cargamento al puerto. El conserje del hotel, que era un cashondo, le gastó la jugarreta a Juan de que hacía falta un recibo para recojer lo puesto en la consigna... Juan ya estaba a punto de lanzarsele al cuello, cuando ví en los ojos del recepcionista que estaba de pura coña.

Yendo para el puerto, en la misma entrada, junto al puesto policial, vimos como un chaval se colaba encima de una camioneta bajo los paquetes cargados en la baca, delante de las narices de la policía. No le vieron. No se cómo le iría.

Luego la paranoia del embarque, los controles minuciosos de pasaporte a los marroquíes que embarcan que retrasan las colas hasta la exasperación. Afortunadamente el ferry no nos admitió hasta una hora después y salió aun más tarde. De no ser por eso, lo hubieramos perdido mientras hacíamos la cola.

Subimos al ferry y de nuevo nos fuimos a la cubierta superior, al aire. Mientras esperábamos, nos hicimos unas cuantas fotos moñas esponsorizadas por Martini, del que en la cabecera podeis ver una bonita muestra.

Tras hora y pico de espera el barco zarpó y el relente nos hizo abrigarnos -yo me puse una discreta sudadera naranja butano que me prestó Juan. Nos abrigamos un poquito más y dos horas mas tarde partimos. Fue una travesía bonita, viendo el mar de noche, con las luces de la costa a ambos lados. Aunque las pastillas para el mareo me hicieron dormitar buena parte del viaje.

Y así llegamos a Algeciras, cerca de la 1 de la madrugada hora española. Pasamos el cargamento sacaroso sin dificultad y una horita mas tarde ya estábamos en la camita. Así terminó nuestra segunda experiencia Marroquí, durmiendo para despertar del sueño tangerino.

sábado, 24 de septiembre de 2005

Sueños tangerinos, vol. 2

Bueno, prosigamos con estas fantásticas aventuras narradas bajo un título que suena a recopilatorio new age...

A diferencia de la vez anterior, en que nos dejamos guiar y manipular por los guías de la agencia apuntándonos a un par de excursiones -y que supusieron un gasto extra de 30 euritos por barba-, esta vez decidimos ir a nuestro aire y movernos libremente por tierras de Berbería. Así que el mismo viernes por la tarde habiamos ido a la Estación de Autobuses tangerina para informarnos de los horarios de autobuses para Xauen (aka Chaouen, Xawen, Chefchaouen y demás variantes.., tomo la transcripción mas corta y sencilla)

Tras una agitada noche africana que incluyó una acalorada discusión sobre si coger al dia siguiente el autobús para Xauen de las 8 y media (mi idea) o el de las 10:00 (la de Juanito) que fue la que prevaleció porque decía estar no tener por qué madrugar al estar "de vacaciones" (si le oyeran en el INEM...) Bueno, eso que como teníamos el cuerpo con la hora española nos desvelamos a las... ¡6 y media! Pero fieles al compromiso de no madrugar aguantamos estoicamente en la cama hasta pasadas las 8.

Nos levantamos cagando leshes, como siempre, dispuestos a batirnos a codazos con la muchedumbre de gorrones del bufet-desayuno. Fue una batalla sangrienta pero conseguimos comer algo. Pudimos comprobar que el desayuno servido en el Solazur era igual de abundante y de malo que la vez anterior, y el público -mas reducido que en Semana Santa- igual de agresivo sirviéndose. Los peores, por supuesto, los españoles que practicamente copaban el hotel.

Un autobús musical

Nos fuimos en dirección a la estación de autobuses. Nos sobró tiempo y nos hicimos un té en la cafetería de la estación mientras el público abarrotado se deleitaba con un reportaje de Al-Jazeera sobre lo malo que era Bush. Por supuesto eramos los únicos occidentales alli... Nosotros, por si acaso, atendíamos al documental como si entendieramos perfectamente lo que decían y con gesto expresivo de estar "superdeacuerdo".

Llegaba la hora de partir y nos acercamos a los autobuses. Rapidamente un grito gutural de "Txe-Txaoueeeeen" nos indicó cuál era nuestro autobús. Compañía "La Ideal" (si, tal cual) y la fantástica obra de ingeniería con la que nos íbamos a cruzar valientemente las montañas del Rif, debió fabricarse en tiempos del protectorado español, al que respondía el ibérico nombre de la compañía. Yo, racistilla, me esperaba mal olor, pero no, el bus y la gente -sencilla y decente- estaban limpios. Pero el autocar era una auténtica pieza de arqueología industrial, además de diminuto, me dí tres cabezazos contra los plafones del techo hasta que ocupamos nuestros asientos. Como eramos casi los primeros en subir, nos ubicamos justo en los asientos frente a la bajada trasera, así pudimos estirar las piernas...

El autobús zarpó con 3/4 de su capacidad, habían subido también una extraña pareja sevillana, hombre mujer, de tardía edad, ella ataviada con un bonito caftán dorado para sentirse guay que te cagas de progre y él, con una camisa de seda cruda, super etnica molongui. El caso es que él perdía aceite por un tubo y nos miraba a Juanito y servidor, con auténtica avidez...

Lo mejor del autobús nos lo proporcionaron sus frenos cantarines. Cada curva era un "aria" operística desgarrada. Debía hacer décadas que las pastillas de freno pasaron a mejor vida, y cada curva nos deleitaba con unos solos agónicos dignos del mejor Verdi que nos ponían los pelos como escarpias. Y el camino hacia Xaouen, no tiene ni una recta...

Otro puntazo fue comprobar como llevabamos un par de supuestos fugitivos en el bus. Uno directamente no se sentó en los asientos -había bastantes libres- sino que fue buena parte del viaje delante nuestro, en el hueco de las escaleras de la bajada trasera, asomándose por encima de los asientos para no marearse y agazapándose a cada control policial. El otro finalmente vino a ocupar el mismo sitio y hasta casi llegados a Tetuán no se relajaron.

En ese momento también vimos como un chaval se levantó y fue repartiendo unos libretillos en árabe -de cuyo contenido aparente no teníamos ni idea- todos eran diferentes y con una cubierta de lo más colorista. A los cuatro españoles no nos ofrecieron. Luego pasaron a recogerlos o recibir la pasta/donativo de quienes se los quedaban...

El caso es que el bus hacía parada obligatoria en Tetuán... Y realmente fue lo peorcito del viaje. No por la ciudad en si, que me he quedado con ganas de verla -la Medina ha sido declarada recientemente patrimonio de la humanidad- sino por la Estación de Autobuses...

El timo de la reservita

Nada mas parar y abrir las puertas, subió un tipejo para gritar en castellano "TETTTUÁN, PARAMOSS CUARENTAISSSINCO MINUTTTOSSS" Si ya para llegar allí tardamos hora y media, aquella espera absurda nos puso de peor leche. Eso ya suponía tardar el doble de lo que hubiermos hecho yendo con el minibus de la agencia... Pero al menos el económico precio del viaje aun lo compensaba -no llegaba a 4 euros el billete de ida.

Nos bajamos y comprobamos que la estación de Tetuán era una nave claustrofóbica, de planta central, muy estrecha pero de gran altura, apenas los buses tenían espacio para maniobrar. El ruido, el humo y el calor hacían la supervivencia allí imposible. Huimos rapidamente y subimos al vestíbulo, vimos horarios y no tardó en asaltarnos un "figura". Los falsos guias son un coñazo, entran con amabilidad, se te ofrecen para todo y hay que deshacerse de ellos muy diplomáticamente. Para huir de él, salimos de la estación para andurrear un poco por la ciudad durante la espera... El mercado municipal era practicamente anexo a la estación, pero un presentimiento nos llevó a no despistarnos y volver al bus. En efecto, la gente estaba embarcando -no habían pasado 15 minutos aun.

El mismo "figura" de antes, se nos interpuso tomando actitud de encargado de algo. Nos informó que para volver a subir al bus, teníamos que haber pagado una "reservasssion" de 7,5 euros cada uno. El resto lo farfullaba en su pensosa mezcla de español, francés y árabe. No supimos muy bien como tomarlo, aunque Juan, muy sagaz, desconfió rapidamente de él -el susodicho figura tenia tan mal aspecto que incluso babeaba... En su ayuda llamó a otra gente alrededor, para que corroborasen su argumento. Y lo peor que hice yo fue intentar traducir sus palabras y ponerle el resultado en bandeja: "que hacía falta tener comprada la vuelta para tener plaza asegurada" Eso pensé yo finalmente, mientras Juanito iba a asegurarse preguntando al revisor. Cuando ya tenía la respuesta que esperaba ya era tarde: yo le estaba pagando mi parte y la de Juan -solo llevaba un billete de 20 euros- y el "figura" rápido como el hambre, calculó el montante (quinssse euroh) Cogió los 50 dirhems de cambio prestados de otro figura y me los devolvió. Juanito trató de capturar el billete de 20 euros cuando se lo daba, pero llegó tarde al ejercicio de malabarismo. El cabrón del "figura" aun se puso chulo con Juanito diciéndole: "qué passa contigoh, tu paranóico! tu no gussztar mi cara, eh?"

Pues eso, que me birlaron 15 euros y lo peor no fue eso, sino el cashondeo del Juanito recordándome que tenía hecha la "reserva" durante todo lo que quedó de viaje... Subimos de nuevo al bus, y entre el bochorno interno y el externo, casi me deshidrato del sudor. Hasta que el bus arrancó, pudimos observar toda una galería de distintos pedigüeños que se subían al bus: vendedores de chucherías, pasteleros, un niño vendiendo kleenex que al verme sudar como un cerdo me ofreció un kleenex suelto, de buena voluntad, para que me empapase la suada, aunque luego le di 20 centimos por el detallito. Pero de todos el mejor fue el que subió con un radiocasete que sonaba como un loro con paperas, y se ponía hacer un playback, perfomance o lo que fuera, (a ratos se oía su voz, pero tenía menos gracia que un Acebes con avitaminosis) Llevaba un puñado de casetes para vender y supusimos que eran sus propias grabaciones, en fin, casi se nos caen los dientes de la tiricia.

Eso si, con tanto follón el autobus se habia llenado y perdimos nuestros cómodos asientos. Pudimos ocupar otro par, pero el espacio era mínimo y acabé el viaje casi con síndrome de clase turista, las piernas entumecidas y al borde de la gangrena. En Tetuán subieron dos parejitas de buenrollistas españoles, con sus rastitas y equipo de malabares españoles incluidos. Y aguantando sus conversaciones místicas llegamos hasta Xauen.

Dos zombies en la ciudad azul

Cuando mis piernas respondieron y nos informamos de los buses de vuelta iniciamos la ascensión hasta la medina. Y digo ascensión, porque es una ciudad de ladera, con cuestas empinadísimas. Llegamos y encontramos el restaurante "Casa Hassan" donde comimos la otra vez. Eran las 4 de la tarde: Juanito hambriento, yo también, pero con el estómago encogido del viaje y el disgusto. Nos hicimos un tagine y un cous-cous. La verdad es que mis tagines me gustan mucho mas, pero el cous-cous estaba riquísmo. Con el buen ambiente del restaurante -una preciosa casona local, decorada con un gusto exquisito y atendida por una gente muy amable y tranquila- me fui relajando y después de comer nos fuimos a disfrutar un poquito de Xauen -justito, porque el ultimo autobus de vuelta salía a las 6 y media. Debimos tomar el que salía a las 8...

Callejeamos un rato por las callejas multiazules de la medina de Xauen, respirando su paz bulliciosa -la ciudad está llena de turistas, pero el buenrollismo es perenne y sus habitantes transmiten una serenidad que sólo el mejor hachís puede dar... Esa tranquilidad aristocrática y la belleza de las calles, limpias -para los estándares marroquíes- y cuidadas -encalan de azul cada mes-, el paisaje serrano y la herencia andalusí de sus gentes, es lo que hace a Xauen un lugar tan cautivador en el que me quedaría a vivir. Fuimos sorteando las múltiples invitaciones a ver el trabajo de los talleres -sobre todo los textiles, la especialidad local y las de comprar costo, la otra especialidad local...

El morito que no quería regatear

Juanito, que quería comprarse una mesita de mosaico, se fijó en una tiendecita que tenía un pare de ellas muy bonitas fuera. Entramos casi santiguándonos y pronto apareció el dependiente: un morito muy guapo, de ojos verdes, modales muy finos y que hablaba un castellano muy fluido. Juanito se defendió del compromiso de compra aludiendo que llevarse una mesa era mucho peso, por eso prefería comprarla en Tánger, pero Hamidde que así se llamaba le demostró que eran facilmente transportables, ahí comenzó una pequeña orgía consumista. Yo al principio me resistí a comprar nada -después de que Juanito se gastara 37 euros en una bonita mesa de mosaico y un candelabro de forja, yo al final hice lo propio con una tetera nueva, un juego de vasitos azules -made in Morocco- que estoy harto de los vasitos moros taiwaneses que se les va la pintura en el primer lavado... y también un precioso incensario plateado. Pues eso que no iba a comprar nada y me gasté 38 euros (lo mejor en consumismo vendría de todas maneras al día siguiente) Y lo bueno es que Hamidde no regateaba, el decía que eso ya llevaba el precio mínimo razonable y que los tiras y aflojas eran una pérdida de tiempo. Y razón no le faltaba, aunque Juanito se quedó con las ganas de cabrearle -ya conocemos su afición a tocar los cojones... Y es que con el comercio este chico ha encontrado la manera se superar sus frustraciones.

En la tienda se nos pasó la tarde y llegó la hora de cojer el autobús. Afortunadamente, esta vez pusieron el modelo nuevo de la compañía para la vuelta (un autobús bastante moderno y equipado con todo menos aire acondicionado) y mis piernas lo agradecieron, pero al llegar a Tetuán, volvió a invadirnos el mismo calor. Eso si, precavidos nosotros, ni se nos ocurrió bajar, aunque tampoco se veían "figuras" merodeando a la caza de turistas sugestionables como yo.

El autobús borreguero

En el bus, de nuevo otra procesión de vendedores de toda clase de chucherías. El cantautor local se abstuvo en esta ocasión de nuevas demostraciones de su arte. Lo peor fue cuando el bus empezó a llenarse hasta tal punto que la gente no cabía y el busero comenzó a acomodar personal en el espacio entre la ultima fila de asientos -donde nos habíamos sentado- y la ventana trasera. Allí donde incómodamente podría ir una persona a cada lado, instalaron ¡SEIS! Cinco chavales y una abuela. Por supuesto el hueco de la escalera trasera también se llenó. Y todos bien escondidos por si la policía hacía el alto.

Cuando ya estabamos al borde de la lipotimia, el bus arrancó y hasta llegar a Tánger no terminó de ventilarse del todo. A mi me hizo efecto el par de biodraminas que me metí entre pecho y espalda y me pasé el viaje dormitando, y francamente, prefería no despertar... Y para mayor tortura, el chofer puso una cinta o una emisora donde un predicador histérico salmodiaba una especie de sermón, que siguió sonando en mi cabeza horas después de haber bajado del autobús...

La ducha del hotel fue mas que reparadora, aunque no me pude secar porque el servicio de habitaciones olvidó reponer toallas. Por mucho que llamé a recepción y conserjería, respondieron como quien oye llover... Tras relajarnos un poquito, salimos a dar un paseo nocturno y a la camita a dormir...

viernes, 23 de septiembre de 2005

Sueños tangerinos, vol. 1




Mis queridos niños, voy a relataros sucintamente lo acontecido durante mi viaje a la Mauritania Tingitania. Tras una noche de placeres sin límite a bordo de la caravana busera de Alsa, arrivé a la "sinpar" ciudad de Algeciras donde me esperaba -mas bien le tuve que esperar yo a él- mi Juanito. Descargamos y seleccionamos equipaje, "descansé" brevemente y nos pusimos en marcha hacia el puerto.



Había un barquito chiquitito... que no quería navegar

Pero quisieron los hados complicarnos el viaje... Bajo la denostada excusa de "er barco eztá ehcasharrao" que habilmente traducimos como "no hay gente suficiente, vamos a esperar hasta que el barco se llene", nos tuvieron esperando un hermoso par de horas. De manera que hasta las 2 de la tarde no zarpamos de Algeciras -la salida estaba prevista a las 12:00.

Un hermoso bajel llamado El Rif, nos llevó a lomos de las olas hasta el otro continente. En la foto podeis admirar mi enhiesta pose marinera...

El trayecto duró las dos horas previstas y gracias a las inconfundibles dotes marineras de mi Juanito (aka Segador de Ideas, aka Juan el Menor) accedimos a la terraza superior del barco, desde donde disfrutamos de la amplia vista del Estrecho y mi frente tomó un exquisito color cangrejo asado, al quedarme dormido durante buena parte del trayecto bajo el sol intercontinental.

Llegamos a las 4 que en realidad era la 1 (hora bereber) Pero gracias a las inigualables pericias marinerísticas de Juanito que decidió que había que esperar hasta que estuviera preparado nosequé para salir, estuvimos esperando en el barco media hora mas... Finalmente decidimos ver que pasaba y casi nos venimos de vuelta a Algeciras en el mismo barco, hacía rato que los pasajeros habían desembarcado. De hecho en el puerto ya no estaba el taxi preparado por la agencia.

Tras eludir el acoso de un miliar de taxistas desaforados en busca de su cliente, de los que muchos salían huyendo en cuanto decíamos que nuestro touroperador era Flandria -así de buena reputación se había ganado, otro taxi se aventuró para llevarnos bajo el eslogan "paga el hotel". Lo tomamos y pa'lla que nos fuimos. Realmente el taxi lo pagó el hotel -menos mal- y tras una brevisima acogida por el agente deFlandria que se quedó el pobre compungido cuando supo que pasabamos totalmente de inscribirnos a ninguna de sus excursiones opcionales -ellos sacan su beneficio de allí...

Subimos a la habitación, duchita, cambio de ropa y a la calle a comer pescadito -la verdadera especialidad tangerina, y es que hay cosas que no cambian a ambos lados del Estrecho. Tras ponernos como el quico, andurreamos un buen rato por la ciudad. Volvimos a echarnos la siesta y regresamos a las calles a ver una luna sanguinolenta alzarse sobre la bahía de Tanger, devorando pastelitos ultradulces, que a Juanito, cómo no, le sentaron mal... (menos mal que no eran pastelitos alicantinos, que si no les hubiera echado la culpa por eso)

Y hasta aquí el primer dia de periplo. Mas adelante, nuevas entregas...

jueves, 22 de septiembre de 2005

Vida y muertes de Duncan McDowell, filius de Ulfan el Tuerto de Tremere Parte 1: De mi juventud

Es al final de mi dilatada vida cuando debo sentarme aquí, en esta sencilla y rústica habitación a la que considero mi sancta desde hace tantos inviernos, y delante de estos pergaminos debo relatar lo que me acaeció desde que vine a este horrendo mundo y porqué se debe usar para evitar que otros caigan en mis mismos errores.
Nací a esta tierra de dolor a principios del siglo XII en las Tierras Altas escocesas con el nombre de Donncadh. Mi familia, los Mac Dowell tenían sus tierras lindando con la Alianza de Magos Herméticos de Carn Drochaiddenul y sería desde allí cuando el que estuvo llamado a ser mi pater, Ulfan el Tuerto, vino a la casa de mis antepasados respondiendo a las llamadas de mis ancestros que no sabían qué ocurría con mi joven cuerpo ya que cambiaba y mutaba convirtiéndome en una bestia salvaje, un lobezno con ansias asesinas. Los hechiceros escoceses, los gruagachan, no pudieron exocisar ese malevolo espíritu y acudieron a los Magos de la Orden de Hermes dado que yo era un noble Mac Dowell y no deseaban dejarme al alcance de las alimañas para el resto de mi vida mortal. El mago Tremere estudió mis cambios, y llegando a la conclusión de que tal vez podría tener el Don, ofreció a mis mayores el despojarme de esta maldición a mí y a los míos pero a cambio deberían dejarme ir con él a Carn Drochaiddenul para ser educado allí. Mis mayores no lo vieron adecuado y finalmente se llevó al acuerdo de que estaría con Ulfan 9 meses del año y 3 meses con mis familiares. Ulfan volvió a su laboratorio y seis meses después regresó con lo que parecía ser la piel recién arrancada de un lobo y usando una serie de hechizos tanto Herméticos como de origen pagano consiguió sacar de mi joven cuerpo el espíritu que me poseía y hacia mudar la piel, quedano atrapado en la piel aún sangrante del lobo. Cumplida esta parte del trato, mis mayores permitieron que me fuera con él a Carn Drochaiddenul, empezando una educación extensa para llegar a controlar el Don.
Al poco tiempo de llegar allí, también llegaría un extranjero del sur, un marino llamado Edurnegorri, el cual dejaría a su propia hija Ainhoa al cuidado de los magos. La joven, hermosa y sin duda alguna con sangre faérica corriendo por sus venas, se convertiría en compañera de juegos y de educación mientras entre nosotros, con el paso de las estaciones, iría surgiendo esa terrible enfermedad sin cura a la que llamamos amor.
Con veintidós años, fui sometido al examen final por mi parens Ulfan el Tuerto, el cual me ordenó que trajera a su presencia la piel del lobo que contenía el espíritu que una vez habitara mi carne. Entré con arrojo y con la temeridad que solo un joven cabeza loca puede llevar a un bosque oscuro, repleto de criaturas de origen faérico y la pude traer conmigo. En dos estaciones conseguí utilizar su poder para poder mudar de piel a voluntad: Duncan Dospieles (como me llamaba mi parens, que con mucha dificultad podía pronunciar mi nombre gaélico) cambiaba a voluntad de hombre a lobo y viceversa y también podía usar ese poder para que otros mutaran su aspecto.
Fui investido como magus en la reunión del tribunal de Loch Leglean en el año de Nuestro Señor de 1155. Cosa rara entre los Tremere que conservan el sigil de su aprendiz como propio, mi señor Ulfan me entregó el mío, que resultaría ser la piel del lobo, ahora una capa larga. Ese mismo año Ainhoa y yo nos desposamos.
Ese verano, con pesar, volvimos los dos a las tierras de mis ancestros, pero allí no encontrábamos nuestro destino, aunque al menos estábamos juntos mi Ainhoa y yo. Qué poco sabía en aquel momento que todo lo que me era familiar iba a cambiar radicalmente en poco tiempo para mi desgracia...
Unos meses después, el mil veces maldecido clan de los Mac Dubh (antiguos adoradores de dioses paganos y sangrientos, o tal vez no tan antiguos como los cristianos vecinos suyos creían) irrumpieron en las tierras de los Mac Dowell con la intención de quemar, saquear y capturar y raptar gentes para llevárselas a un barco oscuro que viajaba hasta el norte con desconocidas y malas intenciones. Pero no contaban con mi presencia y gracias a mis hechizos pude derrotarles, e incluso di muerte a Donnecriadh, el tanist de los Mac Dubh.
Tras esta bochornosa y sangrienta derrota los Mac Dubh urdieron una venganza contra mí: unos meses después los Mac Dubh salieron de la espesura y raptaron a mi amada esposa Ainhoa, dejando un mensaje en el que se emplazaba a que acudiera solo dos días después a la roca negra del Bosque de Daldedoironn o de lo contrario recibiría la cabeza de Ainhoa como premio. Sabiendo que era una trampa, decidí desoir a mis mayores y a Ulfan, con la intención clara de rescatar a la única persona que me importaba en ese sucio mundo de fango. Me interné en el bosque y llegué a la que fuera roca de sacrificios de los Mac Dubh en años anteriores. Allí encontré a Ainhoa desnuda, malherida, maltratada y violada. La furia ante lo que vi que habían hecho con la flor de mi corazón inflamó una bestia olvidada, atrapada en la capa de piel de lobo que cubría mis hombros. El espíritu bestial volvió a mi ser sediento de sangre y el enorme lobo ocupó mi carne y mi sangre. Esquivé las flechas envenenadas de los sicarios de los Mac Dubh, y cacé como indefensos conejillos a docenas de ellos, pero ni mi fuerza ni mi odio me pudo asegurar la total victoria ya que finalmente fui abatido y la inconsciencia borró todo lo demás. Desperté desnudo, atado y amordazado en una cueva, pero los estúpidos Mac Dubh desconocían el alcance de mi Don y fácilmente pude usar magia espontánea para librarme de mis ataduras. Fue fácil recuperar mi capa de piel de lobo, pero no pude encontrar en ningún lugar del bosque a mi amada Ainhoa, es más ni siquiera sabía con certeza si aún estaría viva o habría sido sacrificada en los oscuros rituales de los Mac Dubh. Ese era también mi destino, pero se habría retrasado porque el líder de los Mac Dubh no había llegado aún, pero conseguí eliminar salvajemente a la mayoría de mis captores. Apesumbrado y sin casi esperanza ante el destino final de mi amada, regresé a Carn Drochaiddenul a los cuales informé del paradero del lugar de rituales del clan Mac Dubh. Los magos herméticos veían en estas acciones de mis enemigos la mano de su más antigua némesis, la Araña, y eran motivos más que evidentes para que intervinieran en contra de los Mac Dubh. Las semanas siguientes quedó bien claro que los Mac Dubh a su vez habían puesto precio a mi cabeza. Ulfan el Tuerto, viendo el peligro que podría caer sobre mi persona, y ante mi estado de pesadumbre por la pérdida de mi esposa, me dio la misión de informar al padre de ésta, Edurnegorri, aliado de los magos de Carn Drochaiddenul del destino de su amada hija, mi esposa. Mientras yo estuviera alejado de mis tierras, la Orden de Hermes cuidaría de la seguridad de las tierras y las gentes de los Mac Dowell y cumpliría su venganza contra los Mac Dubh. Protegido contra los piratas, Ulfan me envió en un barco noruego de las Hébridas hacia Francia. Dicho barco estaría ocupado por mercenarios con destino a las guerras que el rey inglés tenía con los franceses en Normandía y Bretaña. Desde allí tomé otro barco hacia el país de los vascos, hogar natal de mi querida Ainhoa.
En aquel barco coincidí con tres hombres, tal vez los mejores camaradas que un hombre podría tener en esta vida. Eran parte de una compañía de mercenarios disuelta: el caballero segundón francés Raoul Legrand; el guerrero bereber Marwan Ibn Zú al-Razí (o Benzú, como le llamaban sus colegas de armas) y el médico judío toledano Josueh ben Tosidah. Los tres no pararían de intentar darme algo de alegría a mi cansado y destrozado cuerpo, entre vino y cervezas. Tal fue su insistencia que finalmente abrí mi corazón a estos desconocidos que decidieron adoptar a un desconsolado mago escocés entre sus filas y al llegar nuestro barco al puerto de Bilbao decidieron seguir su camino hacia las tierras del médico judío en Toledo dando un ligero rodeo, para asegurarse que llegaba sano y salvo a dar la noticia triste del destino de mi amor a su padre...
Pero el destino siempre ha jugado en mi contra y aquella vez no iba a ser para menos, pero esa historia será narrada en otro momento.

SI ALICVI MOLESTIAM AFFERIMVS IBIMVS

Bueno, gracias a la encomiable labor documental del gafe entre los gafes, Lord Tom-Assin, ya tenemos la verdadera y correcta traducción al latín de SI MOLESTAMOS NOS VAMOS, así que iros quitando de la cabeza el antiguo y denostado Si quis disturbaer eum!


SI ALICVI MOLESTIAM AFFERIMVS IBIMVS

Georgeus se va de vacaciones...

Pues eso, lo dicho. Que me piro una semana como ya sabeis al lejano sur en compañía de Juan el Menor. Muchos os pudisteis haber acoplado pero vuestros razonamientos huelen a excusas de mal pagaor :p Si es que sois la mar de prudentes y no quereis sentiros "de mas" en medio de tan tórrido romance... Pues eso, lo dicho, a ver si os lucís y me encuentro la bitácora repleta de lindezas y perlas vuestras. Supongo que desde Algeciras me podré conectar a menudo así que probablemente algo escribiré allí.

Salutem & dilectionem.

lunes, 19 de septiembre de 2005

Los muertos pueden bailar

Ya he publicado mi primer artículo musical en la nueva sección de Ars Magica. Me he permitido un pequeño homenaje a mis Dead Can Dance queridos. Espero que sirva para que la gente que no los conoce -sobre todo los mas jovencillos del foro- los tenga en cuenta y a ser posible descubre, como la riquisima fuente que son para la ambientación musical.

Salutem & dilectionem

domingo, 18 de septiembre de 2005

Montedemo abre foro musical en la Comunidad de Ars Magica

Pues eso, se resume en el título toda la noticia. Ayer hice la propuesta formal al webmaster e informal al foro sobre crear un foro musical. La respuesta literal de Licia -el webmaster- ha sido:

Pues he de decir que me parece perfecto, y me gusta que la gente nuevase anime a participar, y mas si colabora con la pagina.Voy a crear una seccion dentro del foro para la musica y ahi lo vamosponiendo todo.Un saludo, y gracias por tu interes.

Pinchando sobre el título tendréis un enlace al post que coloqué en el foro.

Salutem & dilectionem


SI MOLESTAMOS, NOS VAMOS!

sábado, 17 de septiembre de 2005

Mons Daemo victis!

Vaya vaya, no me esperaba yo semejante impacto, acabo de entrar al Foro y estaba colgado como noticia noticiosa por su mismísimo webmaster el descubrimiento de nuestra página. ¡Noticia! juas juas, si la página lleva hecha mas de 3 años! Si que estaba escondida en lo más recóndito de Internete, si...

En fin, al menos parece que ha gustado, que es lo importante. Pinchando sobre el artículo, el acceso a la noticia en cuestión.

Eso si, si molestamos, nos vamos!

viernes, 16 de septiembre de 2005

Montedemo revelada...

Mis queridos niños, hoy me he presentado formalmente en el foro de la Comunidad de Ars Magica, y he añadido un enlace a nuestra página, para que los demás frikkis del juego puedan verla. Recordad que hasta la fecha ha pertenecido a la Internet profunda...

Pinchando sobre el título de este artículo podréis leer la citada entrada en el foro.

Y si molestamos... nos vamos!

jueves, 15 de septiembre de 2005

Ash, la historia secreta

Me pareció muy curioso un libro que empecé hace un par de meses pero que he aparcado -no porque me pareciera malo, sino porque tengo otras tareas en mente y mi actividad friki sólo puede concentrarse en una cosa (o Ars Magica o lecturas lúdico-festivas ) Hablo de Ash, la historia secreta, de Mary Gentle. Realmente es fantasía pero se relata como si hubiera sido un pasaje oculto de la historia que ocurriría en una Europa medieval alternativa, descubierta fortuitamente por un historiador. En un supuesto manuscrito se narra autobiográficamente la vida de una capitana de mercenarios desde su infancia. La sinopsis y datos de la escritora los podeis leer en la entrada a Ociojoven (pinchad sobre el título de esta entrada)

El tono de la narración es cruidísimo y desmitificador, y el relato de la infancia de una mujer en un campamento mercenario me impactó. En su apoyo la escritora hace gala de estar casadísima con un historiador y esgrimista medieval, viniendo a alabar su supuesta buena ambientación histórica. En Gran Bretaña se ha vendido mucho y se ha llevado un par de premios (el British SF y el Sidewise).

A modo de fuente de información/ambientación para Ars Magica quizá se sale un poco de fecha porque se sitúa en un siglo XV ficticio. No obstante me parece muy útil si se quiere imbuir un relato o saga en el ambiente de las compañías de mercenarios, o alguien quiere hacerse un personaje que provenga de ese mundo. A mi me impresionó gratamente su primer capítulo, pero no consiguió engancharme lo bastante. Supongo que lo volveré a pillar cuando esté mas desocupado. Por cierto, el libro lo publica en España nuestra querida Factoría.

martes, 13 de septiembre de 2005

Primavera en otoño

La nueva Montedemo está comenzando a florecer, después de años de abandono. Con la revitalización de las nuevas reglas -la 5ª edición, espero añadirle un nuevo empuje que la haga despertar definitivamente. De momento estoy digiriendo estas nuevas reglas -y traduciendo del inglés aquello que los jugadores vayan a utilizar. Ya tengo pasadas al castellano las Virtudes, espero que para fines de esta semana, los defectos. Las competencias practicamente bastará con editarles el nombre, pues apenas han cambiado y pódré utilizar lo que ya traduje en su momento para la 4ª edición. No se que hacer con los hechizos :(

Por ahora estoy manteniendo el nombre de las Virtudes en inglés, añadiendo la traducción al castellano. Así mis jugadores se acostumbran a su término original y podré usar el Metacreator para actualizar y llevar el control de sus fichas (la idea es crear el personaje directamente con el programa y que luego se pasen ellos manualmente el resultado a sus fichas "personales". Paralelamente, estoy revisando y reescribiendo el historial de Duncan de Tremere, incluyendo los dos relatos jugados con él, a modo de crónica intruductoria de la serie de relatos que van a jugar con él y Aebia como magos en su largo y accidentado periplo hacia Montedemo. Debido a su origen escocés, me leí a fondo el Lion of the North para adecuar su historial al trasfondo del Tribunal de Loch Leglean. Tendré que mirarme bien el Faeries cuando quiera arreglar el de Aebia de Merinita.

Con Duncan me he quedado atascado en el relato primero que jugó, El Ocaso de los Malditos, ambientado en el País Vasco, y en el navarro Valle de Baztán, con los agotes y las cuevas de Zugarramurdi como elementos clave. Hace mucho que jugamos aquella partida, ni siquiera tenía ordenador así que el relato lo escribí en una libreta -que afortundamente conservo, pero que no contaba con la riqueza de datos con que llené las siguientes. Tampoco se registró lo que aconteció, y aunque a grandes rasgos me acuerdo, ahora mismo he olvidado algunos detalles, mas o menos claves, para que el relato resultante tenga coherencia. En fin, que ya veremos como sale. Con el relato de los Tres Anillos, en cambio, es justo lo contrario, el módulo me quedó tan detallado que la información... sobra ;0p

lunes, 12 de septiembre de 2005

Si molestamos, nos vamos

Salutem & dilectionem a todos.

Con nuestro lema oficioso me dedico a presentaros esta nueva bitácora para nuestro selecto grupo de frikis deplorables.

Ante mi nuevo propósito de revitalizar Ars Magica y la Saga de Montedemo en particular, os propongo este espacio para que solteis en él toda vuestra angustia existencial e inquietudes creativas. Yo particularmente voy a iros informando en mis entradas de los progresos que vaya haciendo con el juego y sus nuevas reglas, las reformas o ampliaciones que haga con la Alianza y su mundo de juego, o bien con el historial de los personajes etc, así como cualquiera otra parida místico-lúdico-creativa que se me pueda ir ocurriendo al respecto -desde ideas de personajes para que alguien las quiera cojer a ideas de relatos, sagas, escenarios, etcetc.

A vosotros os propongo que hagais tres cuartos de lo mismo, me hableis de lo que os apetecería hacer con vuestros personajes -si es publicitable, claro. Ideas de personajes que quisierais crear, de relatos que quisierais tener o incluso dirigir vosotros -con Ars Magica u otro juego. Impresiones, pajas mentales, idioteces, paridas, sandeces, y demás perlitas de vuestra exquisita cosecha de caspas. Tengan o no que ver con Ars Magica, pero eso si, manteniendo el espíritu inconfundible que nos caracteriza

SI QUIS DISTURBARE, EUM!