domingo, 30 de marzo de 2008

Dos chochetes mejores que Little Britain...

Bueno niñas, para que veais que yo también veo series guiris por hacerme el guay... aquí tenéis una parodia más del Señor de los Minganillos, bastante larga, por cierto, para que practiquéis inglés. En algunos momentos parece totalmente la película, en otros no tanto (atención al teletubbie saltando en la Comarca, o al "nutrido" elenco de extras)



Son French and Saunders, unas veteranas del humor en la TV británica, y como una originalidad más, capaces de transvertirse en tío con igual soltura que normalmente los cómicos masculinos lo hacen de mujer. Una de estas señoras -la larguirucha- es la guionista y co-protagonista de una de las series de humor mas populares del mundo anglosajón en los últimos años, Ab Fab (Absolutely Fabulous)

Y el título tendencioso del post es para llamar la atención, que no se me susceptibilice nadie.

Salutem & dilectionem

martes, 25 de marzo de 2008

Lord of the Rings - The Musical

¿Qué no es un musical ultimamente? Parece que para mantener la alta oferta -supongo que fruto de una alta demanda- de musicales, los productores se ven obligados a echar mano de cualquier cosa que les sirva de pretexto para montar un espectáculo. Así que desde hace un tiempo, la cartelera londinense incluye una versión musical del Señor de los Anillos. Así que entre Cabaret, Chicago, We Will Rock You, Billy Elliott, Wicked, etc. también podemos ver la obra de Tolkien en showtune, y como servidor no había visto todavía ningún musical -a excepción de las pasteladas de K.O. en el Jaime II, pues no podía dejar pasar mi primera visita a la capital de la casposa Albión sin ver uno de sus más clásicos atractivos.



No deja de ser duro de imaginar el ver a nuestra creación favorita de ficción en manos de las acarameladas visiones que los musicales suelen ofrecer. Temiéndome la típica creación a lo Lloyd Webber, me armé de valor. Aunque un rayo de esperanza se vislumbraba, la colaboración de la banda finlandesa Vartinna -si Tomassín, has leido bien. Un breve repaso por la página web del evento http://www.lotr.com/ me permitió comprobar que en efecto, la partitura no era tan jazzistica o caramelosa como podría temerme, con un claro predominio del folk-irlandés en los arreglos. De hecho llegamos casi empezando: Pippin y Merry en la entrada invitaban a la gente a entrar y a darse prisa y en el escenario, los hobbits celebraban el cumpleaños de Bilbo, como la excusa perfecta para un simpático número de baile de lo más folk.

El marco era excelente, en el Theatre Royal Drury Lane, en el mismísimo Covent Garden. Un magnífico teatro de época, cuyo escenario había sido vestido para la ocasión, cubriéndose de una entramada de ramas tentaculosas, que añadía una textura entre tenebrosa y silvestre al mismo tiempo, muy válida para enmarcar la mayoría de las escenas. El propio "telón" era un enorme anillo dorado que a su vez irradiaba estas ramificaciones, reforzando la sensación de conjunto. A través del anillo podía verse el escenario, y algunas escenas habrían de ocurrir justamente enmarcadas por el gigantesco anillo u ojete.

El desarrollo de la obra es rapidísimo, resumiendo en dos horas y media todo el libro. Se obvian muchísimos personajes y escenas, fusionándose las escenas de batalla épico-masiva en una única. Rohan no existe. Así que los personajes que aparecen son La Compañía del Anillo, Bilbo, Elrond, Arwen, Galadriel, Denethor, Fangorn y Gollum. Eso si, nutridos extras contínuamente llenan el escenario de comparsas de hobbits bailarines, orcos saltimbanquis, elfos trapecistas, ents zancudos, cortesanos de gondor coristas, etc. Es gracioso que los Espectros del Anillo se reduzcan a dos -los nueve no cabrían ni de coña. Y como lógica consecuencia, el argumento queda tan sumamente resumido que carece de todo interés, dejándose a la vista lo que en realidad son la mayoría de los musicales, meras excusas para presentar números de cante, baile y alboroto.

La escenografía no trata de reproducir naturalísticamente el paisaje tolkieniano, -lo que hubiera sido técnicamente imposible- sino simbólicamente, utilizando elementos móviles muy expresivos que situan perfectamente la escena. Lejos de parecer cutre, le otorga una visión minimalista que no deja de ser interesante. Para "agrandar" las posibilidades de espacio del escenario y ganar en movilidad, éste se articula en una serie de plataformas moviles con infinidad de posiciones. A menudo las plataformas van cambiando conforme los actores se desplazan, o incluso forman parte del número de baile, añadiendo una dificultad extra a las coreografías.

El vestuario intenta alejarse de la estética clásica, aunque se pueden reconocer claras influencias de las películas de Jackson, si bien aparecen más elementos del "country" británico en todo lo que tiene que ver con los hobbits o Bree. Boromir es una extraña mezcla entre rohirrim y gondoriano -con rastas rubias. Aragorn y Legolas llevan la cara pintada. Arwen va muy correcta con un precioso vestido gris, pero Galadriel parece una cupletera en traje de nochevieja.



Lo más flojo, la interpretación. Por alguna razón, los hobbits hablaban con un fuertísimo acento irlandés, que les hacía dificil de entender -una lástima pues eran los que mejor interpretaban y cuyos diálogos tenían mas chispa. Lo triste llegó cuando fueron apareciendo los grandes personajes: Gandalf actuaba patéticamente, Elrond -con un acento escocés -o lo que fuera- de lo más cantoso y Legolas ceceando. A Boromir daban ganas de facilitarle la eutanasia porque se pasa todo el rato lloriqueando "Come to help my people". Las chochetes lo hacían bastante mejor, menos mal, porque solo hay dos Arwen y Galadriel. Ambas interpretando los momentos líricos más intensos. Gollum se salva también de la quema, aunque imitando en demasía al cinematográfico.


Y bueno, lo que más me temía fue en general lo que más agradecí. Los números musicales o de
baile, acompañados de una producción espectacular y cuidadísima, eran realmente apabullantes: juegos de plataformas móviles que permiten la simultaneidad de escenas o el engrandecer el reducido espacio del escenario, magníficos efectos de luz y sonido, perfecto control del escenario por parte de los actores, en su mayoría acróbatas. De hecho, los combates y batallas son sustituidos por números de baile acrobático, que se disfrutan enormemente porque es donde mas se nota la mano de Vartinna en la música, con sus cánticos y percusiones entre Dead Can Dance y Hedningarna.

También es notoria la integración de todo el teatro en el escenario. Muchos personajes se desplazan por los pasillos y entre el público -servidor casi provoca un accidente cuando un hobbit decidió meterse por el pasillo transversal, donde nos encontrábamos, y yo estirando al máximo las piernas como estaba, tuve justo tiempo de retirarlas a su paso, pero vamos, que casi se estrompa contra el suelo. Igualmente los orcos, durante un entreacto, se dedicaron a asustar un poquito a las maris del público.

En resumen, una excelente producción, una partitura muy aceptable, un argumento inconsistente, unos actores bastante malos y, en definitiva, un mero motivo para presentar números apabullantes. Un espectáculo diferente dentro de la inacabable oferta de musicales.